Eco Vandalismo
Plantar árboles frutales nativos en canteros vacíos de la ciudad. Si la ley no lo prohibe, ¿se puede? Esta intervención es pensada como “esculturas vivientes” los àrboles se transforman con el tiempo, dan frutos, dan sombra, absorben sonido en una ciudad en la que aumenta el tráfico y escalan los edificios.
Buenos Aires, 2010
Cuidador del primer árbol de palta que plantamos, correo de Beto Fletero:
On Friday, February 6, 2015 10:36 PM, Beto Fletero <betofletero@yahoo.com> wrote:
Ajá, si señor algo ha cambiado en el entorno vivencial nuestro desde que el bueno de Julián nos ha obsequiado con nuevo pedazo de vida enraizándose vorazmente entre las baldosas añosas sobre el óbito del paraíso viejo que terminó sus días volteado por un artero colectivo 87.
Quizás pocos lo sepan, otros dirán que ya es sabido, todos los días uno de los nuestros lo riega y cuida paternalmente, tal vez buscado en su existir al testigo mudo de su pasar por esta vida del que fue privado el año pasado con la muerte de su único hijo.
Este retoño de paltero nos ha dado en esos momento diarios de abulia y sopor la excusa fútil de discurrir sobre lo verdes que están sus hojas, de ese brotecito nuevo que le ha salido saludando al cielo, que no sean brutos che, que no lo pasen de agua caracho. Es nuestra mascota inmóvil que no ladra ni da la pata, pero está.
Tal vez jamás el vasco Santiago Francisco de Ortúzar, mentado como soldado de Don Juan Manuel, al fundar el barrio en 1862 hubiera siquiera consentido la existencia del retoño en la calle Del Fundador casi llegando al bañado donde hoy discurre agitada la avenida Forest.
El tiempo ha de pasar, su tronco se hará grueso y fructificará para dar saciedad a un paseante, a un necesitado, dará sombra a los cansancios que esperan los colectivos al mediodía y verá pasar muchas vidas más cortas que la suya.
Si señor, algo ha cambiado.
Eco Vandalismo
Plantar árboles frutales nativos en canteros vacíos de la ciudad. Si la ley no lo prohibe, ¿se puede? Esta intervención es pensada como “esculturas vivientes” los àrboles se transforman con el tiempo, dan frutos, dan sombra, absorben sonido en una ciudad en la que aumenta el tráfico y escalan los edificios.
Buenos Aires, 2010
Cuidador del primer árbol de palta que plantamos, correo de Beto Fletero:
On Friday, February 6, 2015 10:36 PM, Beto Fletero <betofletero@yahoo.com> wrote:
Ajá, si señor algo ha cambiado en el entorno vivencial nuestro desde que el bueno de Julián nos ha obsequiado con nuevo pedazo de vida enraizándose vorazmente entre las baldosas añosas sobre el óbito del paraíso viejo que terminó sus días volteado por un artero colectivo 87.
Quizás pocos lo sepan, otros dirán que ya es sabido, todos los días uno de los nuestros lo riega y cuida paternalmente, tal vez buscado en su existir al testigo mudo de su pasar por esta vida del que fue privado el año pasado con la muerte de su único hijo.
Este retoño de paltero nos ha dado en esos momento diarios de abulia y sopor la excusa fútil de discurrir sobre lo verdes que están sus hojas, de ese brotecito nuevo que le ha salido saludando al cielo, que no sean brutos che, que no lo pasen de agua caracho. Es nuestra mascota inmóvil que no ladra ni da la pata, pero está.
Tal vez jamás el vasco Santiago Francisco de Ortúzar, mentado como soldado de Don Juan Manuel, al fundar el barrio en 1862 hubiera siquiera consentido la existencia del retoño en la calle Del Fundador casi llegando al bañado donde hoy discurre agitada la avenida Forest.
El tiempo ha de pasar, su tronco se hará grueso y fructificará para dar saciedad a un paseante, a un necesitado, dará sombra a los cansancios que esperan los colectivos al mediodía y verá pasar muchas vidas más cortas que la suya.
Si señor, algo ha cambiado.
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